martes, 1 de julio de 2014
Día 72
El pulmón de manzana le pasa factura a toda mi ansiedad. Este cuerpo cansado no soportará la próxima bocanada de humo. La frustración sabe a algo más que a una búsqueda trunca o a ese transitar absurdo entre los días intentando descifrar cuál será el próximo paso que será el paso anterior hasta dar el Verdadero; ahí, donde el pie tonto pisará en falso creyendo perder una vez más mientras su doble espejado ni siquiera advierte que se posará en el lugarmomento preciso. El proyecto 365 está condenado a la desesperación, yo me hundo lentamente en mi abismo con esas malditas 365 hojas en blanco. El doble espejado insiste en no avanzar, sigue como agazapado, como si un impulso exterior fuera a moverlo, como si no supiera ya que está echando raíces y vaya a saber por qué eligió la nada como sitio fértil. (El impulso exterior no existe.) Todo lo que alguna vez se constituyó en objeto de mi deseo se desvanece cruelmente. Le tengo rabia al tedio de las noches que quedan por venir. Ay de mí! Pobrecita insomne, que no encontrará ninguna respuesta girando en un colchón vacío. Y le profeso terror al frío que acecha desde todos los rincones.
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