domingo, 6 de diciembre de 2015

Vacío

Quisiera estar ebria de sentido un día
y que la mañana me encuentre
amando, temiendo, partiendo a otro país.
O llegando hasta vos, innombrable,
y que tus indescifrables ojos me digan la verdad.
Y si acaso el amor es pedir mucho
y no encuentro la mitad de las mitades mías,
entonces un amor evanescente
que se multiplique y se desmorone entre los dias
y me ubique un norte en el mapa absurdo
y me invite a transitar los días ánimo
que se mueren en el calendario incongruente.

domingo, 25 de octubre de 2015

A salvo

Y esta noche voy a llorar mucho
cuando llegue a casa,
a veces hago retratos
de la angustia,
recuerdo mi última instantánea
del deseo,
la ciudad está siempre ahí tendida
yo no acudo todavía a su llamado,
y el fuego crece desde el pecho.
Alguna vez voy a ser libre,
vamos a mirarnos para siempre.

lunes, 12 de octubre de 2015

Fuga

Busco esa manera
de decir sin balbucear
y no la encuentro,
no entiendo el mecanismo,
la rueda eterna que mantiene vivo al engranaje
de la cruel y sagrada comunicación.
No logro comprender el norte y abismo
de este racimo de verbos que no llegan,
no alcanzan para ser genuinos
con la ferocidad de mis noches
que se pasan buscando
el verbo exacto,
aquel que me nombre y te acerque,
que te evoque o devuelva
a este naufragio de anhelos míos
que nunca te tocan
desde el umbral de un silencio
absurdo de los días que van yéndose
mientras va quedando nada
que revolver
y entonces
este burdo misterio se disipa,
se escurre entre los abecedarios,
y los mapas y las agendas y los relojes,
y me siento la imposible domadora
de mis propias pasiones.
Voy a tocarte el hombro un mediodía
como si fuera un niño perdido en la multitud
-y es que me siento niña-
y tendré que invitarte a que te quedes.

martes, 25 de agosto de 2015

Los que se fueron

Y me acuerdo de ustedes
y siento el impulso de abrazarme a la vida
y a esta suerte luciérnaga
que juega a las escondidas.
Y me río a carcajadas
en la panza de la muerte
que siempre afila su daga.
Y sé que ustedes también reirían.
Ustedes también cantarían esta noche a solas.
Entonces me acuerdo de los rincones
y de que menos mal que nadie
va a saber nunca el número exacto
de días mariposa compartidos,
ni de cuántos adoquines o cuántos árboles
cruzamos por ahí tonteando,
andando el mundo sin más de puro libres.
Ni de cuántas veces nos sentimos azul,
amarillo, violeta.
Y sus pasos por la memoria
me cuentan historias todavía
que no me olvido por las dudas
de que me hagan la misma pregunta
y haya que responder otra cosa
cuando nos veamos de nuevo.

domingo, 16 de agosto de 2015

Hablemos de querernos

Y si te digo que no puedo dormirme
pensando en la opción de enredarme en tu pelo,
o en la simpleza más pura
que te provoca la sonrisa,
o quizás en el absurdo de mirarnos cómplices
y sin embargo desde lejos
sin atrevernos a mirarnos verdaderamente,
sin atrevernos sencillamente a confesarnos
el uno al otro
como si todo fuera más simple
de todo lo que creemos
que es mucho más complejo.
Y por si acaso una noche
se te ocurriera seguirme
y tal vez haya un río,
y yo tenga incertidumbres
de cumplirle a un sistema
que no espera a nadie
y me equivoque,
y si todavía volvieras,
y vuelves,
y te espero ansiosa,
y llegas,
entonces,
entonces sólo habremos de querernos,
entonces
sólo hablemos de querernos.

jueves, 6 de agosto de 2015

Clemencia

Alguien lleva mi tinta a recorrer millas y en cada paraje no hay nadie que pueda entender el grito. Es un grito desesperado. Es parecido al horror pero unos ojos delatan ternura. Es parecido a estar triste pero en la hoja final nadie llora. Lo más puro se esgrime en el no-tiempo y por fortuna encuentra su no-espacio. La miseria antes nos besó la frente, ahora se ríe desnuda de la credulidad de sus víctimas buscando un caparazónclemencia en los verdugos.

Fortuna

No sé si sea esta fortuna
de pararse en el medio del patio,
en el medio de la última tormenta,
contemplando este cielo en blanco y negro
de rayos que deshacen a la noche
e iluminan la ciudad asediada por la muerte.
No sé si sea esta fortuna
de los días por venir 
renaciendo
de esta noche interior
que me ha crecido,
de miradas cómplices,
de vos llegando hasta mi abrazo
de una vez por todas. 
Me vale que sea este misterio
de salvarse de la máquina un ratito,
de ganarle una mano a esta baraja,
de sentirme descalza todavía.

jueves, 30 de julio de 2015

Lo inminente

Después de todo, las cosas no estaban tan mal. Yo había tomado malas decisiones, es cierto.  Lo había elegido antes. En la última retrovisión, todo lo que no iba a ser en mi madre quedaría en el pasado, yo ocuparía el lugar de un olvido hasta que lo superara la emulación de otra vivencia no consumada. Una suerte de no devenir del tiempo. Y qué va? Después de todo, las cosas no estaban tan mal. Tal vez los cambios que se sucedían eran tan minúsculos como imperceptibles y nosotros todavía creábamos la ilusión de que el individuo era un lugar para estar a salvo y otro impulso concedía que no, que no somos más que miguitas en una plaza enorme donde a lo mejor hay palomas. Eso escuché decir a una señora. Después de todo, las cosas no estaban mal.

lunes, 1 de junio de 2015

Diálogos internos de vos (Conmigo)

Silvio siempre vuelve. Aunque no esté de moda  en estos días. Nunca va a importar a qué hora llegues, seguramente estaré contando baldosas en otra parte. Y sin embargo, soy siempre adverbio, de modo que después siempre será mientras tanto hasta que no me juegue el verbo que preceda al que nos va a interrogar por última vez.
Nuestro verbo no será nuestro, no será gerundio. Hoy mi deber era, otro que esto de cantarle a la patria de muertos y excesos leídos en esa borra de café de las tres de la mañana que daba inicio a esta suerte de desamparoanhelo para todos los días por venir. Me gustan las calles con adoquines y todas las esquinas europeas, no me gusta la necesidad de financiar platos de comida con sonrisas y monedas en los semáforos y enseguida termino sonriendo igual. No tengo nada para dar. Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Ayer las casualidades y los misterios de volver a bienvenirnos. Ayer un globo rojo, como el que pusiste una noche oscura en mi balcón. Ayer, toda la semana. Así es la intensidad, como la noche oscura y como el globo rojo. Un niño dormía siestas ante mis plegarias. Dos niños jugaron una vez hasta reinventarse. El miedo es eso que se arremolina en mi callejón sin salida. El puente amarillo tiene un sol propio y es el de Facundo. Todos los amores de mi vida condensados en las pupilas de tus ojos que siempre van a brillar. Todas las veces eras vos y eran otras las manos que dibujaban la caricia. Anoche el taxista escuchaba jazz. Dolores in a shoe stand. Yo anotaba en un rincón de mi mente que mi memoria siempre va a fallar. ¿En qué se habrán convertido mis viejos zapatos? Las despedidas son un punto de partida, yéndote sos punto de fuga. Pero siempre vas a estar entre mis líneas que desnudan lo que llevo acá en medio del pecho.
Al final siempre estoy reescribiendo un mismo texto inútil. Nunca voy a dar con la nota necesaria. Esto es el eterno no tener(te). Después de todo está la misma hoja en blanco invariablemente. Y esta silla que se hunde. Después de todo, nunca me animo a escribir un final. Entonces somos puntos suspensivos.  Si no me animo a cerrar la historia es porque me da terror la idea de que un día tu fantasma se vaya. A veces el espanto es que esta duda se me disfrace de certeza y que seas vos, inalcanzable, lo único que pude desear en esta vida. ¿Qué poeta imberbe me trastocó en mujer de un solo deseo? Mientras tanto nos sucede la vida, sin abecedarios que escriban la palabra plural de una vez por todas. Nosotros, que quizás no seamos el uno para el otro, le robamos a la ausencia un verso que nos nombre juntos. Y sin embargo nos pasamos de largo en cada esquina que podríamos encontrarnos. Mucho más allá de esto que somos si es que somos, he tomado malas decisiones. A veces se vuelve gracioso ver cómo alcanzo la frontera del absurdo. ¿Y si nos vamos anticipando de sonrisa en sonrisa hasta la última esperanza?  El año que nací, Silvio escribía “Hacia el porvenir partieron sombras”. Mi sombra vive sacando boletos de tren. En el último coche voy yo, desnuda y sin inventos. Al final del viaje, partiremos de nuevo. Después de todo, habrá otros brazos que nos reciban.

lunes, 25 de mayo de 2015

El eterno no tener, la nota necesaria

Acá es donde la realidad no alcanza. Acá, el medio del pecho. La poesía no es poesía-fuente, no emana de un emisor concreto. (Soy un sobreviviente.) Sino que proviene de la conjunción de la plasticidad de la imagen pictórica y la música. En este guión estás ausente pero es vital que seas cierto. Los zapallos se van a secar un día.
En el mar flotan las camas de los desamparados. Mi cama no flota, es como la de Oliverio, tiene un botón que te manda del otro lado, no es justo del lado oscuro del corazón sino del lado de los olvidos, aunque acaso sea el mismo lado. Esto no es una elegía, ni un epitafio ni un verso. Es sólo una nota, la nota necesaria. No voy a poder nombrarte y digo, luz amarilla o whisky, otoño, gato azul, nubecita, vaso de vino tibio. Pido un espacio y hay abismo, la hoja en blanco no tiene puntos finales, no tiene siquiera tres puntos suspensivos. En el reverso, el mundo. Las bocas de subte con tipos durmiendo de noche. La violencia y la mansedumbre de la ciudad latiendo con la misma furia con que jadean las fieras. El invierno y sus fusiles apuntando otra parte del mapa. El sol ocultándose por el poniente del oriente y amaneciéndonos el hemisferio en el momento justo en que los amantes se despiden o en el momento en que yo termine estas mismas líneas que no sé a dónde se dirigen.
Los zapatos se van a secar un día. Después de la última lluvia que se desdobla, que cae sobre la que no soy. Que no es en mí, sino después de mí, lo que es igual a decir que me precede, la que me da origen a esta que soy y que sigue intentando encontrar la palabra precisa, el verso pletórico de sentido, la imagen difusa pero atinada.
De todas formas hubieras dicho poco. Ahí donde tuvo más peso una mirada, la sorpresa de que cerca fuera un deseo consumado, la certeza de que hay sillas que dan vueltas, que no paran, la incertidumbre misma que es el miedo de verte en el centro de una plaza cualquiera, la necesidad que no fueron los viajes que no fueron, sino la mudanza que nunca fue por vos ni por mí ni por nadie.
No sabía entonces qué puerta ibas a abrirme. Me estaba amortajando en estos mismos dilemas existenciales que me tenía preparados desde entonces. Soy la rabia y el miedo de reescribirme, de no salir nunca de este burdo recelo. De saber incluso cuál es la respuesta, entonces es este terror de anticiparme.Y que esta búsqueda no sea de mí sino de vos del otro lado. Que por otro y no por mí pase la abnegada conciencia. Y el miedo de encontrarte o reencontrarme, y saber que no había otra manera, que no se puede esquivar al destino que nos tiene de antemano reseñados y prescritos el uno como remedio del otro.
Y sin embargo, me aquieto e intento conformarme con mi nimio lugar de musa silenciosa. No eran a mí a quien fueran dadas en gracia las prosternadas damiselas. Ellas dirigen su apetito arbitrariamente y no soy yo más que un artífice de vuestro deseo. Entonces no devengo medio sino objeto de la inclinación de otras formas, en que la divina estirpe del excelso azar me ha vuelto muda observadora. Ya no profiero declamaciones de mi amor infortunado sino me atengo a ser espectadora de tus otras fortunas lejos de mi alcance.
"Y será entonces y sólo entonces, cuando estemos preparados para renunciar a las palabras que no se necesitan (...) que por fin sabremos que hemos aprendido a amar."

lunes, 4 de mayo de 2015

No es

Otra vez a la cueva,
cascarón de nuez,
naricita fría
y esta vuelta
no habrá sido en vano.

Otra vez a jugar
a las sombras para nadie.
El absurdo
es la única línea
que atravesará estos días.

Y otra vez gritar
contra la almohada
para que el grito
no se escuche.

Porque otra vez la ficción
de la mueca sonrisa
y el próximo invierno
no habrá sido crudo.

domingo, 26 de abril de 2015

Incertidumbre

Tengo esta ansiedad 
de ver una estrella fugaz,
y al final sólo veo
mi deseo.
La lucecita de un avión 
surcando esta postal nocturna.
La intermitencia 
como los nervios
de encontrarte 
en el pasillo.
Y la sonrisa
estúpida e inocente,
de que también
sientas esta complicidad.
La incertidumbre
de si las manos
me tiemblan sólo a mí.

martes, 21 de abril de 2015

Anemia

Padezco un déficit de fuerza
de levantarme en la mañana
cuando el mundo está liviano.
Y no me alivio
de esta fatiga crónica
que no se calma
de andar pesada
de indecisiones y de miedos,
de batallas a medio perder
por ansiar la huida
y de fracasos inconclusos.

Lo que me falta es la dureza,
¡ay, si pudiera sencillamente
fruncir el ceño
ante las calamidades!
Pero me doblego
y me entrego dócil
a las profundidades de la angustia.

Esta carencia entonces es de ardor
en estas manos gélidas
que sólo escriben medias tintas
cuando no encuentran razones.
O tal vez este frío cotidiano
no es más que un síntoma
de la escasez de abrazos
que duren más de una noche.

Y sin embargo dice el doctor
que es falta de hierro.
Si tan sólo pudiera contar
con que esta insuficiencia
habrá de reponerse
como los glóbulos.
Ay, si pudiera,
doctor, recetarme
otras píldoras
que pongan fin al desasosiego,

y usted no puede.
Y yo no logro todavía
soñar dos pasos más allá
de la suma de mis debilidades.

martes, 10 de marzo de 2015

Instantánea

Yo tuve un amor de Rayuela de Cortázar,
se lo juro,
yo lo tuve.
Y tuve que arruinarlo,
se lo juro,
para que fuera verdad.

viernes, 27 de febrero de 2015

Otra en el cristal.

En el espejo está la Otra,
apenas si la puedo mirar a los ojos.
Me acorraló el cansancio,
ella se burla de mí por atreverme a indicarle un destino.

Mi mirada busca el suelo
como queriendo configurar el mundo, las distancias,
como queriendo nombrarlo todo por vez primera
pero hay silencio
y la mirada sigue suspendida
como buscando un camino de regreso a alguna parte,
como intentando creer que existe un lugar para volver.

Entonces miro el retrovisor
y veo penumbras que sólo evocan a la Otra.
¿Quién soy entonces?
¿Quién seré si no reconozco ni las manos que me visten?
¿Quién si no me atrevo a interrogarme?

Vacilo inútilmente,
son horas vanas las que se invierten en empresas metafísicas.
La vida aparece inmune al devenir si nunca tiene nombres.
Tanta libertad para no saber volar lejos,
para no conocer en dónde lloran las alondras si es que lloran
o de dónde vienen los ríos que bajan por las montañas
si es que bajan.

Si tan sólo pudiera mirar inquisitivamente
a mis propios ojos en la Otra
y hallar el mundo verdadero,
los días sin tribulaciones,
las pupilas alerta sobre los caminos,
el sosiego primero y último,
mi verdadero nombre.

Vuelvo al espejo,
-por única vez he vuelto a un sitio-,
no hay nadie.
Descubro entonces que es un juego estéril
de luces y de sombras
y que el problema es de horizonte y no de ocaso.

Soy la que siempre he sido:
la que no tiene identidad frente al espejo
porque prefiere el vuelo al verbo,
la que se inclina ante su Otra
para soltar las amarras,
la que se multiplica en las hojas de impúdicos bocetos
pero acecha los puntos finales,
la que un día
hacia la luz

abrió la jaula.

domingo, 1 de febrero de 2015

Paréntesis

Se abre un paréntesis de mí, 
cae 
rodando 
hacia 
la nada. 
El abismo no tiene suspensión.
Se demora el índice
que marque
cuál será el norte.
Alguien más cortará
todos los índices.
Alguien más
sabrá
cuál es el rumbo.
Nadie dice
que en verdad
ya no hay
piedad
posible.
El símbolo de los probables
no se detendrá
hoy
ni
nunca.
La vida por hacer
es
esa botella que sigue
girando todavía.
Se abre un paréntesis de mí.