martes, 5 de agosto de 2014

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Nubecita que te fueron sin saberlo,
hoy volvés rayo de sol aparecido,
no te vió doñita Estela germinando
en el vientre de su fruto, luchadora,
sí que importan los designios y el camino
y saber andar muy bien por la memoria.
Una mano oscura y fría te arrancaba
del regazo de la madre que no pudo
ni adorarte, ni acunarte, ni buscarte.

Fue un agosto,
doñita Estela la lloraba,
después supo:
una Itaka disparada por la espalda,
¡por la espalda siempre los cobardes!

Y la ronda se hizo Ronda por buscarlos,
y siguió incansable tras las huellas.

Es agosto,
doñita Estela va rondando,
y hoy la ronda sigue, Guido,
hoy la ronda sigue en un abrazo.

sábado, 2 de agosto de 2014

Imperio del tedio

No hay una canción 
para adiestrar 
a la bestia ansiedad 
de estos años encima.
El porvenir, lejano, 
se burla de este esfuerzo de buscarme.
Del otro lado del camino
no estarán siquiera mis restos
festejándome el pasaje.
Es la condena de impuntualidad
a los mejores espectáculos,
y llegar de puro instinto cuando la verdad se ha ido.
Son otra vez los mismos oasis del tedio
tendiéndome en la sombra
entre la que fue de mí,
estandarte de ocasos e ilusiones,
y la que fuera mi otra,
anhelo constante de abarrotar el tiempo,
invitarlo tal vez a bailar una milonga del desastre,
poblarlo de desacuerdos y reinvenciones.
Volver a encontrarlo pletórico de sentido,
como algo más que un atravesar constante y absurdo,
en una esquina cualquiera de mi barrio.
Y pudiera ser yo, de una vez y para siempre,
quien le cante jaque mate en esa esquina.