sábado, 24 de agosto de 2019

Proa

Quién se sienta a la mesa primero?
Qué soñé anoche
que no me acuerdo?
Ya no hay tiempo
para el invierno,
es inevitable,
aprender ahora
el lenguaje
de los cuerpos,
desarticular
la máquina
autómata,
el piloto mental
puesto en los sentidos,
verter un color nuevo
que salpica
el ruido blanco
de esta ciénaga
y dibuja
valles lunares
en cambio.
A dónde estuve
antes de que
se me pulvericen
los ojos?
Cruzando una frontera,
escorando las olas
por goce puro
de náufrago,
sin saber
que esta galaxia
crecería
entre las manos.

jueves, 22 de agosto de 2019

Mineral

Miraba el reflejo de luz
que recortaba
unas sombras,
delineaba en perspectiva
un contorno
de los cuerpos,
yo no pensaba
en nada
o no quería,
prefería
de haber podido,
batir unas alas
recién crecidas
en las aguas
de Leteo,
porque ya
me lo pasé
veraneando
el Aqueronte
y porque al final
no es divertido.
Entonces vinieron
a decirme
que hay que buscar
el pulso,
mas siempre fui torpe.
Ahora
que se me pulverizan
las manos
y que no hay
frontera que divise
el umbral de la percepción
y las ventanas del pensamiento,
ahora
que soy más
que la energía
del reino mineral
o la existencia muerta,
cómo puedo saltar
a un abismo?
Cómo haré
con mi oficio
de noctámbula
para ya no
dormir
a la intemperie?

Guijarro

Descosemos juntos un ojo de trapo,
lo tendemos al sol o al rocío,
da igual?
Esperan a Godot en la parada,
el 143 hoy doblará por otra esquina,
habrán logrado detener la lluvia?
Estuvieron talando los montes
donde antes veneraban a una madre,
otras barrancas cobijaron
laboriosas manos
revolviendo restos,
los otros ni siquiera se enteraron,
no supieron reparar
la dignidad de la basura
si es que existe.
Se dibuja un cielo añil,
se abre un borde lunar,
un abismo,
¿quién dirá
que el animal
se alojó inmóvil
en la noche?

martes, 6 de agosto de 2019

Yo también nací algún día

A menos que el coherentismo de lo genuino
se desarticule en un minúsculo
pedazo del tiempo,
como una marioneta
que cae ridícula
en su peso,
sabré, lo sé,
como un pronóstico
de cuánto calor
o falta
siento en el cuerpo,
esto no debe ser grave,
venimos del desierto,
como esos ranchos
solísimos del pueblo
donde nadie espera a nadie
y todo da razón de festejo,
será así,
como lo que deviene
siempre uno,
con el tercer ojo
ya no parpadeando
al porvenir,
sino móvil
al ahora,
única imagen arcaica
que no toca el timbre
en la casa
de la que fui,
sino que es toda la que soy,
la que suelta las manos de las otras,
la que ríe en su propio nacimiento.