viernes, 16 de diciembre de 2016

Todo porque rías

Porque no quiero dormirme todavía. Quiero mirarte a los ojos por si acaso se me borran tus pupilas del deseo y me siento con frío en esta noche
de mares del pasado en mareas que se comen las gaviotas en la playa, y no avisan ni perdonan ni se vuelven con clemencia por los viejos temores que aún sudo en las vigilias solitarias. Porque creo, porque sueño en el desierto, porque río todavía, porque temo que no te vuelva a nombrar por si acaso.

Insoportable

Cuando me quedo
verdaderamente sola
me aferro a un único recuerdo.
Es un recuerdo cobarde
porque múltiple
y porque inútil,
es un recuerdo
porque olvido.
Lo que no fue
es indecible.
Lo que no fue
es aquel rincón
donde aún
invoco tu nombre.
Allí todavía
soy lo que deseaba.
Allí todavía
soy poeta.
Allí todavía soy más
que esta musa estéril.
Allí aún me inspiro
y sobre tus desvelos
planeo un porvenir
que nos encuentra
al borde del río
o del abismo,
da igual.
La luna intrépida
ilumina adoquines
que pisamos sonrientes
tropezando juntos.
Y nos toleramos el espasmo
porque siempre vencemos
los dos multiplicados
el uno por el otro.
Pero soy el cobarde
y no hay dos
ni tan solo uno.
Hay media idiota
que aún sueña
que el indecible recuerdo
es lo cierto.
Un recuerdo ficticio
con que sortear la vida
leve e insoportable.