Y eras vos otra vez y de otra forma. Al principio creí que me burlaba de nuevo y me veías, la culpa se me hizo insostenible. Tu gesto estaba ahora en todas partes. Me aturdí de tu eco resonando y ahí estabas. Y me hiciste otra vez un laberinto, y en los pasos conocí las manos, y conté con los dedos los silencios, y también huí de los humanos, no le dije nada a nadie cuando me fui quedando solo, nadie supo bien a qué hora vino la muerte.