Una vez, otra vez y otra vez. Un futuro presuroso está tentándote.
Necesitamos el uno del otro, no hay dudas...
Casi puedo presentir que tu mirada me asecha, cuando de todos los demonios escogemos tu angustia. Te amo como me cuesta respirar, no negocio el precio de encontrarte, pero escondete por favor de mi mundo.
Siempre. Sí. Siempre. Antes que sea tarde por favor...
Y se pudre mientras tanto la inocencia o es la crudeza que tiende sus hijos a la estaca absurdamente pariendo el mundo.
O con estos ojos agudos acaso pretendo seducir con la mancha impoluta de la miseria a las crueles polleras de la muerte.
(Raskolnikov, G. y Jacinta)
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