Y me pregunto
¿qué con lo que yo soñaba?
Qué con la vocación redentora
que conozco y no asumo
porque la rutina y el deber
gritan más fuerte(?)
Qué con el amor verdadero
que aún recuerdo
y que no encontró
reparación ni remplazo
ni nombres nuevos
ni nuevas odiseas que alcancen
a llenar la sed
de saber del otro lado
otro sediento
de las mismas sensaciones,
impulsos subacuáticos
de escuchar
del otro lado
el mismo aullido
que suplica
por identidad,
por razón de ser,
por menos desolación
en la noble batalla
cómplice de la belleza
cotidiana
que nos impulsaba
a tontear por las calles
jugango al amor
ciclista,
poeta,
teatrero,
musiquito
de la bondad
de las calles
y los parques
interminables
en mi retrovisor
para siempre.
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