Alguna vez
alguien me nombró
poetisa
anarquista
musa inspiradora
espíritu libre
y así hube de ser
por entonces.
Y evocó
que sus versos
y aquella musiquita
"a ti te pertenecen,
pues de tu piel
y tu verbo
salieron".
Y en los albores
de otra de mis otras
me interpeló
que por qué
tanta ausencia.
No hubiésemos
creído
por aquellas
avenidas de Boedo
que un día
no quedaran
ni las alamedas
que soñábamos
crecían
en nuestra
distancia
intermitente
florecida
de gerundios.
Yo buscaba
en cambio
lo que se construye
y no
lo que habita
ese bosque de silencio.
Pero es que
tampoco
sabía
que lo buscaba.
Ahora,
simplemente
un recuerdo torpe.
Aquella otra
que ya no es
ni esta
se interpela
por qué
tanta ausencia,
no de alamedas
ahora,
sino
que es otra
también
la distancia,
que es otro
también
el que duele,
que va a volver
a ser otro
cualquier
día
de estos.