Me vas a matar,
me vas
a amar una mañana
que no llega.
Me vas a ver volver un día de éstos
en los trenes que partieron
en invierno.
Me vas a reprochar
muy tarde
el reproche que no di
porque no supe.
Me vas a oír nombrar a las alondras
que una vez nombraron
la distancia.
Me vas a ver -una noche amarilla-
a los ojos
y yo veré algún rostro envejecido.
Me vas a invocar de pronto
en el espanto
y yo andaré regándolo de flores.
Me vas a decir
después
en el olvido,
que ya aprendimos a volar del pasado.
Y luego,
taciturno como entonces,
no sabrás quién
apagó la luz en el cielope.
No hay comentarios:
Publicar un comentario