Nubecita que te fueron sin saberlo,
hoy volvés rayo de sol aparecido,
no te vió doñita Estela germinando
en el vientre de su fruto, luchadora,
sí que importan los designios y el camino
y saber andar muy bien por la memoria.
Una mano oscura y fría te arrancaba
del regazo de la madre que no pudo
ni adorarte, ni acunarte, ni buscarte.
Fue un agosto,
doñita Estela la lloraba,
después supo:
una Itaka disparada por la espalda,
¡por la espalda siempre los cobardes!
Y la ronda se hizo Ronda por buscarlos,
y siguió incansable tras las huellas.
Es agosto,
doñita Estela va rondando,
y hoy la ronda sigue, Guido,
hoy la ronda sigue en un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario