martes, 9 de diciembre de 2014

La plaza está vacía.

(A Serena, 
mi pequeña hermana gigante, 
mi regalo de la vida.)

Y el tiempo no alcanzó
para terminar con
las trilogías
y las distancias.
Cuento ahora,
¿cuántas plazas
nos separan
de este abrazo?
La vida está
arremolinándose
en el pecho
cada vez
que la dama infame
responsabilidad
me llama a otro sitio,
a otras ciudades,
donde no estarán
ni el amor
ni tu abrazo
ni tus manos pegajosas
ni tus piernas que me enredan
en juegos que no descifro
ni tus ojos de niña Poi
que me devuelven
mi propia niña
desdibujada
en el tiempo
que no perdona
a nadie.

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