Un corazón que se despedaza por última vez.
Otra vez la reiteración:
no se puede amar y tener miedo.
Otra vez la reiteración:
hay que correr hacia los brazos abiertos
y no perseguir una espalda.
Las máscaras se caen,
quedamos desnudos y sin inventos.
Pero ahora vemos
quién verdaderamente somos.
Este es el último dolor que te regalo.
Se comprenden las huidas
pero me prometo implacable
con los desengaños.
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