jueves, 27 de agosto de 2020

La noche íntima

 Tener tu alegría en las manos,

una luciérnaga que brilla pura

entre dos palmas,

siete vaquitas “antonias”

convocadas en asamblea en tu patio

para concederte una suerte insulsa.


La inoportuna cosa mentada como verbo

para un objeto ajeno y resistido,

la otra cosa plena,

querida pero indeseada,

la cosa misma dada apenas,

una metafísica de la descomposición,

“y que nunca me metiera

en camisas de once varas”.


La milonga del absurdo

porque la existencia se juega

en la posibilidad de contradicción.

El juego tácito 

del creador

y el creado.

La sustancialidad compuesta

de saudade

y melancolía,

dos caras de la misma moneda

invertida en el mercado

de la fantasía

vivificadora.


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