Soy el aroma indeseable
que comparte la sábana contigo;
soy vino y tabaco,
el espasmo,
una suerte de inspiración del ronquido.
No soy ni seré alivio.
Quisiera saber el mapa de tu cuerpo,
tus lunares milímetro a milímetro.
Apenas soy digna de tu falta de confianza
y me repugna
esta búsqueda sedienta
que desencuentra
encontrando otra vez pérdidas:
las voces,
la sola posibilidad del amor triste y breve de una noche,
la vigilia o el insomnio
-ya da igual, siempre amanece-
otra vez
y para siempre.
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