¿Cuál era la manera de saber
si esta vez
es la que verdaderamente vale?
¿Cómo se hace para cerrar el puño
con una certeza
-ya no esa rabia
hasta la angustia
o la náusea-?
Si la rueda que gira
eternamente
ya lleva a cuestas
sus postales
y danzó para el fuego
y sus luces
y sombras,
si este mismo
fluir
tiene perfume
de intuición
-ya no un disfraz
de desamparo-
y trae algo así
como una calma
aunque de vuelta
en el naufragio
la sudestada
arrase todo.
Si de pronto
este aquí-ahora es lo cierto
y sabiendo que es posible
que lo sea,
y si en esa gracia fortuita
del movimiento
las siluetas bailen
posando otra vez
sobre sus cuerpos,
si esta circunspección
es un susurro
de alguna consciencia mía
que se me escapa todo el tiempo
por los caminos del bosque
-como aquella vez
aquella melodía-
y aunque devenga otra
simplemente también sea,
"si toco con mi canción
y no con la que me tocan...",
si puedo dejar
acaso
de reparar en las faltas,
y te sigo entonces
un paso más,
luciérnaga,
podría tener entonces
todo lo que sé,
y entonces
también entonces,
rompería el enigma del oráculo
y el eterno retorno de lo mismo,
algo más de lo que se desvanece
aún perduraría,
el tiempo gerundio cesaría
de ser tiempo yermo,
ya no podría valer
la parte por el todo,
ni el todo por la parte,
ni mi yo ni la percepción
de mis otras
jugando al galope
de un tablero de ajedrez,
será
tal vez
seré
el todo por el todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario