miércoles, 18 de enero de 2023

Trigal en una plaza

 ¿Será el último sorbo

de agua dulce?


Busco el fulgor de una estrella 

que me ponga en sobreaviso,

¿habrá final?


Volteo sobre mis propios pasos,

no estoy lista aún 

para una nueva derrota.


Mis ojos contienen

la historia de los nudos.

Ni los añosos árboles 

pueden acumular 

en sus raíces 

toda esta agua vertida

para nada.


Persigo los rastros de mi Otra,

sólo calla.

Entre el espejo y la pared,

un eco de gritos ensordecedor.


Caigo otra vez rendida sobre el mosaico roto,

el peso muerto de su cuerpo cae sobre mí. 

Los dos lloramos, 

sólo yo entro en el abismo. 


Me siento de espaldas en la ventana,

la adrenalina es la copa de un árbol 

que se mece con el viento

catorce pisos abajo.


Antes de caer, 

su tierna mirada me cobija

y sus brazos me devuelven a la cama.


No hay lugar en el mundo

para una fugitiva.


Esta noche, otra vez, estaré lejos.

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