sábado, 15 de junio de 2019

Conformismo

"Ocho horas para descansar,
ocho horas para trabajar,
ocho horas para lo que se nos venga en ganas."
Tal vez el principio de la libertad
es una inmanencia destructora
con una pata enterrada
en la mismísima sujeción.
Si esto es el kaos
¿a dónde está el reverso?
¿Hay algo así como una
apasibilidad propia de un orden,
algo más que un misticismo barato
o las odas en las que suplicamos
que la patria del tedio
no lo herrumbre todo
con una esperanza prístina
que siga creyendo
dos centímetros más allá
del imperio de lo obvio?
Cuando te dicen
que puede ser peor,
¿puede ser peor?
El monopolio de los medios de producción,
la tibieza o la inseguridad mortal
de la clase que debiera ser combativa,
el conformismo estéril,
la perpetuación de lo mismo,
la condena de vivir
con la pregunta de la jaula
y no poder pensar en la puerta.

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