miércoles, 12 de junio de 2019

Primer boceto filosófico

Si la marca de lo arcaico nos conecta verdaderamente con una matriz y a su vez con el presente iluminado después que ensombrecido, si acaso algo nos deja ver sobre dónde emergemos y de pura suerte esclarece los pasos presentes ¿hasta dónde llega el enigma que no nos deja aún vislumbrar el instante? La discontinuidad concebida más que como emergencia, como urgencia: el fenómeno es urgente, nos convoca aquí y ahora, en un tiempo que trasvasa lo mesiánico del cualquier momento de estos, entonces, de alguna manera adquiere univocidad. El instante presente pleno no es más que pérdida y fuga constante, se agota en el mismísimo devenir. No puede ser recuperado. La memoria más admirada no es para este propósito campo fértil, vierte siempre sus recortes. La imaginación por su parte, de un ser fantasioso como el sapiens-sapiens sólo puede adicionar imágenes míticas que evoca como las primigenias de todo sentido. Todo el tiempo se busca recuperar un sentido que se ha perdido: que nunca estuvo, que es fuga permanente. La restauración en todo caso es inútil, la idea de sustrato carece por ello de sentido?

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